Las historias de las comunidades que servimos nos inspiran seguir trabajando por los que más nos necesiten. Estos comentarios de nuestros estudiantes y sus familias describen los cambios en sus comunidades. Por cada historia de éxito, hay miles de niños que esperamos ayudar de pronto.
Ferley nunca creía que pudiera ir a la escuela. Su cuerpo delgado es consumido por Raquitismo Congénito, que le hace aparecer mucho más joven que sus once años. Su madre Clarisa dijo “me daba temor, miedo, de que la gente se burlara de él, que si lo dejaba ir a la Escuela los compañeros le pusieran un sobrenombre y además no quería que Ferley fuera una carga para los maestros.” Clarisa Rentería y sus cinco hijos son refugiados quienes huyeron la violencia del conflicto civil de Colombia, eventualmente estableciéndose en Quibdó. Ella explica, “Yo llegué aquí en 1999. Eso fue muy triste, después de tenerlo todo, perderlo todo y quedar así… eso da mucha tristeza.” La familia luchaba para sobrevivir y no se alcanzaba una silla de ruedas para Ferley. Sin una silla de ruedas, Ferley no pudiera travesar las calles pedregosas y tuviera que quedarse en casa.
A pesar de lo que su madre pensara, Ferley siempre le insistió que lo dejara ir a la escuela. Él rogaba a su madre y estudiaba la tarea de sus hermanos con añoranza. La Fundación Pies Descalzos visitó la casa y le convenció a su madre que su hijo estaría bien cuidado. Cuando Clarisa vio el deseo y determinación en los ojos de su hijo, ella concilió. La Fundación le compró una silla de ruedas y Ferley se matriculó en la escuela de Pies Descalzos con orgullo.
Cuatro años más tarde, Ferley es un estudiante feliz y popular quien siempre sonríe. Él y su mejor amigo Bryan están siempre juntos y ellos tienen esperanzas de seguir con sus estudios. “A mí me gusta venir a la escuela porque aprendo mucho y porque me gusta compartir con mis amiguitos”. A Ferley le encanta las matemáticas, las ciencias sociales y la literatura. Él suena con ser un cantante profesional de Vallenato, un estilo de música colombiana.
Ferley con Shakira
Para Absalón Asprilla Gómez, docente, el caso de Ferley es especial, “cuando se me presenta alguna dificultad, yo no me quejo, por el contrario, pienso en la situación de él, uno de los mejores estudiantes de la Escuela, con una sonrisa permanente y para mí eso es muy significativo, a mí me ayudó a crecer mucho como persona”.
La Fundación Pies Descalzos no solo ha cambiado la vida de Ferley sino las vidas de su familia entera. Clarisa gana un ingreso preparando desayunos y almuerzos para la Escuela Pies Descalzos como parte del programa “Si me alimento mejor, aprendo más”. “Preparamos con mis compañeras el almuerzo de los estudiantes, y colaboramos con el desayuno, todo para que ellos tengan su comidita y puedan estudiar con el estómago lleno,” dice Clarisa con orgullo. Las comidas que se preparan están supervisadas por un nutricionista como parte de la alianza interinstitucional entre Bienestar Familiar y la Fundación Pies Descalzos. Este programa asegura que la desnutrición que a Ferley le afectó, no afectará ningún otro niño.
La Fundación ayuda a cientos de familias como la de Clarisa y Ferley. Las escuelas de la Fundación Pies Descalzos están disponibles a todos y están centros del desarrollo comunitario. Padres, vecinos y abuelos se capacitan en talleres de alfabetización, costura y artesanía, y los jóvenes se forman para ser líderes y gestionar proyectos con el propósito de hacer microempresa para generar ingresos y contribuir al progreso de la sociedad. El barrio está cambiando y creciendo gracias a la comunidad y la Fundación Pies Descalzos.
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que linda historia y que cierto es.
ResponderEliminaruno lee esto y se emociona muchas veces de ver la felicidad que pude probocar en otros lo que para nosotros es algo tan comun.
pero en realidad muchas veces no somos capaces de ver las cosas mas simples.hay solo un paso en hacer la felicidad del projimo, la nuestra.
y es mucho mas grato dar que recibir.
pero mucho mas grande es el logro de brindar esperanza.