El trabajo infantil creció el 600 por ciento en los últimos siete años en Argentina, donde actualmente hay 1,5 millones de menores de quince años que desempeñan alguna tarea para sobrevivir o ayudar a sus familias.
En 1998 los niños que trabajaban eran 250.000, según una investigación conjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de Argentina publicada este lunes por el diario "La Nación".
Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay unos 3.500 menores que viven en la calle, de los cuales el 49 por ciento se dedica a mendigar, una de las modalidades que adopta el trabajo infantil urbano.
Los límites y el alcance del trabajo infantil en este país son difíciles de definir debido a que, según estadísticas oficiales, el 63,4 por ciento de los chicos vive en hogares pobres, apunta el informe.
Elena Duro, de la delegación local de UNICEF, consideró que para revertir esta situación no alcanza con programas que actúen de manera aislada, sino que es necesaria la articulación de políticas públicas.
"Todavía no existe en nuestro país una política que tienda a la erradicación del trabajo infantil, pero avanzaron mucho en este campo y creo que están próximos a desarrollarla", manifestó.
Según la especialista, si bien se hicieron varios estudios en los que UNICEF colaboró con el Gobierno argentino, "ahora falta el diseño de una estrategia que contemple la tarea conjunta de las áreas de Salud, Educación, Desarrollo Social y Trabajo, además de sumar a las organizaciones no gubernamentales".
La investigación determinó que la pobreza y el desempleo, que según las últimas cifras oficiales afectan respectivamente al 40,2 y al 12,1 por ciento de la población argentina, son las principales razones del auge del trabajo infantil.
En la capital del país, el 40 por ciento de los chicos no estudia y un porcentaje similar lo hace en forma esporádica, según otro informe del Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires.
"Van dejando la escuela de a poco. Faltan un día, otro y otro más, hasta que finalmente no van más", dijo José Manuel Grima, coordinador del Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil del Consejo.
La presidenta de ese organismo, María Elena Naddeo, explicó a su vez que el trabajo infantil no es delito en sí mismo, salvo que haya explotación o reducción a la servidumbre, pero sí se considera que quien lo realiza es una víctima a la que el Estado debe asistir.
EFE
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