Parece que se escapa por la puerta falsa del hotel. "Shakira, Shakira", grita a una sola voz la media docena de periodistas colombianos –y un infiltrado–, que la esperan en el lobby. Ella se gira y saluda. Su portavoz explica que se han de marchar rápido hacia otro lugar de la ciudad, a otra cita. "Sólo hay tiempo para una pregunta", dice.
No hace muchas horas que esta mujer vestida de negro, con ropa ajustada pero sin lentejuelas, y sonriente, estaba sobre el escenario del Madison Square Garden. El efecto de la realidad le hacer perder estatura. Ahora, por la mañana, en su dimensión humana, se encuentra frente a la sede de Naciones Unidas. Ahí ha acudido para reunirse con el presidente de su país, Juan Manuel Santos, en pos de lograr más fondos para su fundación Pies descalzos en favor de los niños pobres.
"Me ha dicho que la educación a edad temprana es una prioridad para el gobierno", se arranca sin cuestión previa, por lo que técnicamente no debe contar. Relata que con el anterior mandatario (sólo lo cita por el apellido, Uribe) se hicieron grandes avances. Se "dio cobertura" a más de millón y medio de críos. "De Santos esperamos que esto todavía vaya a más, porque nos quedan tres millones más por atender. Ha empezado con un fondo de 25 millones". No especifica lamoneda, aunque se entiende que habla de dólares.
A los ojos de los informadores, la explicación de su encuentro con el presidente ya es más que suficiente. En realidad, ninguno de ellos ha estado de guardia para hablar de niños y miserias. Pesa la actualidad, marcada por una foto enorme de la artista en la página de apertura de la edición del The New York Times. El marco de la crónica de su éxito.
–¿Te has visto?
–Estoy muy feliz, me hacía mucha ilusión salir ya al escenario. Hacía tres años que no hacía un concierto. He estado trabajando mucho para esto.
–El pasado domingo tuve mi primera jornada libre después de treinta y tanto días ensayando duro, hasta la madrugada, hasta las cuatro, preparándome.
Los periodistas se atropellan en su intento de formular más interrogantes. "Imagínense mi ilusión por salir y estar otra vez con el público", replica. De su rostro no desaparece la sonrisa, su tono supera la mera cordialidad forzada por la educacion comercial.
"Es un concierto del que me voy llena, llena de alegría porque me siento muy cerca de la gente. Salgo desde la audiencia, en un escenario que está en el centro de todo y donde puedo tocar a la gente, a los fans. Es un concierto totalmente diferente a lo que he hecho hasta este momento".
–¿Qué tal te sientes con el cambio de género, con Loba, con Loca, es otra Shakira?
–Este nuevo disco, que se llama Sale el sol, y que se venderá pronto, contiene muchas canciones romáticas, pero también las hay rockeras, merengueras...
–Gordita es buenísima...
–¿Qué tal, te gusto? El disco tiene un ritmo de cumbia colombiana y también influencias dominicanas. Hay muchas baladas, es algo muy sentido. :bizco:
Agolpados ante la estrella, el clima de confianza entre interrogada e interrogadores resulta casi familiar, como si todos ellos la hubiesen tratado a menudo, como si ella les viera como amigos. Sigue el interés por la próxima publicación de la cantante.
"Es un albúm muy personal, muy profundo, que me ha dejado muy contenta. Yo creo que salió el sol para mí". Dicha esta frase, y conocedora del uso que se hace de los dobles sentidos –una cosa es dar confianza y otra caer en la trampa– hace un matiz. "Me ha salido el sol en lo musical".
La portavoz corta la charla.
"Besitos", remata Shakira.
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